In cenobio tavarensi

Mediados del siglo X, cuando las fronteras del Califato de Córdoba se retraían hasta las lindes del mísmisimo Duero. Sí, por estas tierras anduvieron moros, aunque no creo que nos visitara ninguna princesa musulmana como relatan muchas leyendas norteñas. Más bien, en estas latitudes se mantuvieron los reinos visigodos, tal vez muy debilitados por las incursiones musulmanas, pero en definitiva debió de ser una zona «entre pinto y valdemoro», ya que no existen muchos topónimos árabes, por lo menos al norte del Esla, en una región que se llamó desde época visigoda la diócesis de Astorga, que en aquellos años alrededor del año mil, pertenecía al magno Reino de Léon.

Hablaremos ahora sobre dos personajes con los que me siento muy identificado, pues se trata de dos dibujantes de la época mozárabe, el presbítero Emeterius y la monja En —aclaremos que con «mozárabe» se llama a aquellos cristianos que vivieron en territorios musulmanes, así como al arte hispano de aquellos días desarrollado por dichas comunidades cristianas, herederas de la cultura visigoda y con una posible influencia con el arte musulmán propio del Califato que dominaba prácticamente toda la península—.

La mixtura entre lo visigótico y lo musulmán es evidente en el uso que hicieron luego los árabes del arco de herradura, propio de los godos; así como la existencias de glosas en árabe en códices cristianos de esta latitudes, por ejemplo en el llamado Beato de Távara; de lo que se desprende que tales monjes, o alguno de ellos, hablaba árabe o era de origen árabe, o bien se trataba de uno de aquellos monjes que huyeron desde los monasterios de Córdoba y Sevilla buscando refugio en los reinos del norte.

Quién sabe.


Emeterio y la monja En – Ilustración © Manu Mediaoreja
Estos personajes ataviados a la moda leonesa del año 1000 no son otros que Emeterio, que entró al monasterio siendo muy joven, como discípulo de Maius, Maestro Archipictor —bien pudiera ser éste un cargo o un grado dentro de los profesionales dibujantes en el Escritorio— esto es, jefe del equipo iluminadores —entiéndase como «ilustradores» o miniaturistas—.


Maio, maestro pintor


Maius, en cambio, era lo que se denominaba un «conversus», es decir, alguien que entraba a edad adulta al convento, a veces exento de realizar muchos de los oficios litúrgicos y desempeñando alguna labor puramente profesional intramuros, razón por la que se ordenaban monjes. Tal vez el gran talento profesional de Maius le hizo hacerse un hueco laboral en el scriptorium entrando a la orden monacal en calidad de «converso».

A la muerte de Maius en Tábara en el año 968, es llamado Emeterius dos años después a continuar con el trabajo inconcluso de su maestro finalizándolo tres meses más tarde en el verano del año 970.


En, dibujante


En cuanto a la pintora «En», mal llamada «Ende» y mucho peor aún como «Eude» —basta observar el colofón del beato hoy en Gerona realizado cinco años después en el escritorio de Tábara, en el 975, donde firmaba como autora de las ilustraciones, En depintrix, esto es, 'En la dibujante', su oficio—.

Decía antes peor llamada como «Eude», pues la persona que transcribió su nombre de tal manera en el colofón, o bien desconocía la paleografía visigoda o bien no dispuso de una imagen de buena resolución y calidad de dicho colofón pues en dicho folio del citado manuscrito se puede leer claramente y sin lugar a dudas una ene y no una uve y ni mucho menos una u.

Y en cuanto a En ó Ende, defiendo En, por dos motivos, primero porque en el reino de León de aquella época los copistas, conservadores de las tradiciones, se esforzaban por escribir en el latín más correcto, a diferencia de otras zonas europeas; y segundo que, objetivamente, es lo que pone en el colofón, En depintrix —del verbo depingo, 'dibujar'— y no Ende pintrix —donde lo correcto hubiera sido pinctrix—.


Una monja llamando a la oración


Por otro lado, creo haber descubierto algo que se ha podido pasar por alto todos estos años, en la miniatura de la torre, la re`presentación de una de aquellas sores o 'ayudadoras del Señor' que compartían monasterio con la comunidad masculina en la misma congregación y bajo el mismo abad o abadesa. Tavara/Tabara era un monasterio dúplice, doble, mixto, una comunidad masculina y otra femenina en un mismo cenobio, bajo un mismo gobernante, generalmente una abadesa, y con dependencias separadas salvo la iglesia, y quizás también el scriptorium y la biblioteca —que seguramente tuvo—.

Se trata del personaje que toca las campañas, a todas luces —para mi— una monja con cofia o tocado blanco sobre su cabeza. Para ello he comparado varias miniaturas de la época y a las mujeres a veces se las representa con este tipo de tocado o bien un velo o manto sobre la cabeza.

Y así viste En la dibujante en la ilustración que acompaña este artículo; Emeterio a su vez lo hace con gorro verde con el que él mismo se auroretrató en el año 970.


Ver también:
Posible monja dibujada en la miniatura de la torre (Beato de San Salvador de Távara)
El nombre de la primera artista leonesa sale a la luz (pdf)


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